jueves, 29 de abril de 2010

La isla, la libreta y el lápiz (…y el sacapunta)

En los foros internacionales que tratan asuntos de organización profesional es muy común que se lancen temas y preguntas para generar debate entre los asistentes. En un evento del estilo del cual acabamos de llegar, una de las preguntas fue ¿Si usted viajara a una isla solitaria, cuál sería EL artículo de organización que llevaría consigo?

La respuesta no era fácil para mí:


¿Una caja para guardar todo lo que tengo y encuentro?

¿Un caucho para amarrar?

¿Un metro para tener claras las distancias?

¿Una rotuladora para marcar todo lo que veo y no se me olvide cómo se llaman las cosas?

¿Una calculadora para “calcular” tiempos y distancias?

¿Un libro sobre organización para mantener vivo el conocimiento?

¿Un maletín con compartimentos para clasificar mis pertenencias?

¿Un revistero para cargar la colección de libros y revistas del alma?

Todos me seducían pero, después de analizarlo, mi respuesta no fue única (¡típico!): llevaría a esa isla una libreta, un lápiz y, por supuesto, un saca punta (o tajalápiz).

Llevaría esto porque la experiencia me ha demostrado que una mente clara y despejada es lo primero para lograr una vida que fluya, que funcione. Y, para lograr despejar la mente, qué mejor que un lugar donde se desocupe la mente, donde se registren los pensamientos (para seguir elaborando más adelante sobre ellos), las buenas ideas (para que no se olviden), los asuntos pendientes (que siempre tenemos) y las citas agendadas (para cumplirlas), por mencionar algunas “cosas” que típicamente rondan nuestra mente.

La libreta, el lápiz y el saca punta serían mi “kit de organización” escogido para aprovechar la estadía solitaria en la isla. Usando el kit registraría todo lo que haría al llegar de vuelta a la casa, dejaría constancia escrita de lo que viví y poder así recordarlo todo, haría listas de muuuchas cosas y también dibujaría.

Y siendo fiel a esta predilección por tener dónde anotar, en mi entorno actual hay libretas de todos los tamaños (y lápices y sacapuntas, o esferos, en su defecto) en TODAS partes: en la cartera, en la mesa de noche, en la cocina, en la guantera del carro, en los cajones.

Sin haberlo acordado, coincidencialmente mi socia Olga Lucía escogió el mismo kit de organización (lo que es una buena, buenísima cosa, pues indica que las dos estamos alineadas en la visión sobre qué es organizar, qué implica y cómo se logra – Ver la entrada La organización es un lenguaje).

¿Cuál sería su producto de organización escogido para llevar?

Escríbanos


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